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lunes, 17 de agosto de 2015

Voodo Jewelry

Pulsera Protectora contra los Malos Espíritus
Recuerdos de la mágica Nueva Orleans

Cuando hago memoria, veo que la joyería siempre ha estado vinculada a mi vida.


Los amuletos, la joya como protección o como hermosa memoria que da seguridad. Cuando me pongo el anillo navette esmeralda de mi madre, siento que me custodia.


Esta es la casa de Marie Laveau. En la maravillosa ciudad de New Orleans. Una vez he ido a Estados Unidos y fui a caer en Missisipi y Lousiana. A comer cangrejos!!! Y escuchar blues, sólo andar por el French Quarter encandila. 


Marie Laveau fue una mulata de buena familia, pero aún así era "demasiado negra". Comenzó a practicar el voodo en su primer matrimonio con un haitiano libre, que más tarde murió en circunstancias poco claras.
Marie Laveau Llegó a ser realmente influyente en la ciudad y se le dio el título de Queen of Voodo.
Hoy aún se venera su tumba y su residencia en Bourbon Street se ha convertido en una tienda de santería con todo tipo de amuletos, pociones y demás parafernalia que conecta con el más allá.


Fue allí donde conseguí esa tira de vidrios africanos.
Me encantan porque son ásperos y opacos y sus colores son naturales y muy orgánicos. Parecen estar en contacto con algo ancestral.

La Pieza

Como siempre un encargo para antesdeayer.
Y de una muy amiguísima, yo doy prioridad a estas cosas y trabajar bajo presión me agudiza el ingenio. 


Me es sencillo hacer piezas para esta persona, no es que la conozca al dedillo, pero creo que puedo acertar con él. El rollo del voodo sé que al menos le llamará la atención porque es curioso.
Además, apenas me quedan ya vidrios de esa tira. Y prefiero que los cuatro que quedan estén en confianza.


Para una muñeca de chico, doble cuero, para que no se desperdigue dos tubos soldados que lo enfilan y a cada lado un vidrio y un aro de hilo cuadrado.


Todo ello libre para no condenarlo, y que se acomode a su antojo en la muñeca.
El cuero ajado es muy agradable.
Pero tiene el riesgo de los que no se lo quitan jamás y los baños en el mar, el cloro, acaban deteriorándolo.
Pero si tienes un joyera personal, como me tenéis algunos, ya se sabe que todo se puede arreglar o restaurar.


Hacer esta pulsera me ha llevado de nuevo a una ciudad increíble, llena de vida y música y un aura de convivencia con los muertos y el más allá.
No sólo eso, el río Missisipi que siempre ví en películas, los negros en los porches durmiendo la siesta, las plantaciones... Un mundo fantástico que era real.

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