La historia es que si empiezo a tocar teclas, tengo tal rollo, que no puedo parar. El viernes pasado mi profesora de inglés me dijo por favor que no le escribiese redacciones tan largas. Yo no sé por qué no me dio por la novela en vez de por la poesía.
Pero a parte de contaros mi vida lo que quiero hacer esta noche es un alegato a las perlas, y a los cuerpos extraños como agentes creadores de belleza, las impurezas que generan en otros cuerpos magnificas mutaciones.
Pues éso, éste es Kokichi y él fue quien cultivó la primera perla en 1893, o a ver que os creéis, que todavía se las encuentran casualmente los buceadores...? Si ya Cleopatra era adicta a esta gema de origen parasitario, imagina... como siempre los humanos arrasando. El Golfo de Persia estuvo plagado de ellas en su día.
El hombre tuvo que pelear duro para que la gente creyese que una perla cultivada y una natural tienen las mismas cualidades, hasta que la ciencia empírica se puso de su parte.
No solamente se cultivan en ostras las perlas, también en otros moluscos que dan lugar a variedades de colores diferentes y espectaculares, y lo mismo en el río, que en el mar.
Para mí son un milagro de la naturaleza, un accidente magnífico que origina esa dulce belleza nacarada.
Pearly sunshine ring
La pulsera del continente africano.
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