Colgante de Plata con la Firma de Susana
Con las texturas siempre empiezo muy animada, no suelo hacer muchas y entonces siempre pruebo algo nuevo...
... Yo sé que hay cosas que me van a costar, pero digo que sí, si, yo puedo. Pero sé que me van a costar, porque me exigen concentración y a mí me gusta estar al despiste, con cuatro cosas a la vez, la música y pensando en noséquégaitas.
Esta vez he soltado maravillas por mi boca, los pelos de la segueta sé me rompían cortando esas letritas tan pequeñajas, one by one, by hand. Pues no sé ni cuántos, más que nunca, la verdad, ya le podía dar cera de abeja, aceite de oliva o lo que se te antoje, pero encima es que me asusto cada vez que se parte uno, es como un latigazo inesperado en la mano.
Pasado ese trance ya me relajo con mi juego de limatones y aquí no tengo prisa y me olvido de la pereza o de que me tenía que concentrar porque con mis herramientitas voy dando forma y lo irregular mejora y el metal se vence por las limas. Y yo estoy en la cuarta dimensión, que es muy pequeña, transformable y reside en la cuña de mi banco de joyera.
Lo de la soldadura me divierte siempre, me invento lo que puedo para sujetar las piezas y me acuerdo de eso del punto de apoyo y mover el mundo.
Y al final, por satisfacción, me quedo muy contenta con los resultados. Porque le he puesto ganas de veras a la firma de Susana.
Yo sabía que me iba a costar, pero lo fácil no se disfruta tanto al fín y al cabo.





No hay comentarios:
Publicar un comentario