Este anillo tan divino sólo merecen llevarlo las princesas de verdad, de ellas depende que esa iridiscencia azul de la labradorita siga brillando con la intensidad que lo hace.
En este caso lo diseñé pensando en una auténtica princesa contemporánea algo melancólica y bellísima, por supuesto. Cuando la princesa esté alegre el azul se intensificará, en el caso contrario se apagará su luz.
Plata y labradorita.
Que bonito anillo Yolanda!!! me encanta... y tu blog también.
ResponderEliminarcariño, si algún dia me hago princesa, me lo pillo....
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