Cada piedra tiene un origen distinto, un lugar, una persona, un significado insólito.
Las gemas son misterio de su condición y esencia. A veces podría pasar largos ratos admirando su belleza constante.
La labradorita es rica en matices de luz, resulta fría su iridiscencia al contacto con la gélida plata. Estos pendientes son un día de lluvia, una tarde en un estanque, un brillo entre el cabello.
Lanzarote y el viento, César Manrique, los diabletes y el mercado de Teguise. Las olivinas verdes, un malvasía al sol.
Yo estaba sentada y unos músicos tocaban jazz en la plaza del pueblo mientras el mercado se animaba. Compré un anillo de marfil a una anticuaria y tú me empujaste en el capricho, estuve todo el día maravillada observando y contándote sus vetas cruzadas.
Las bolitas de roca volcánica las compré junto con unas tiras de peridotos minúsculos.que negocié con cariño y poca fortuna.
Ayer hice este anillo rápido, donde las piezas dan vueltas, como la vida y el amor.
Otras veces paseabamos por Francia, en Bayona, yo nunca había estado, todo me gustó. Tomamos batido de frutas y me ví todas las tiendas posibles. En una había una pulserita, con un cuarzo rosa, que es éste, lo llevé atado a una goma en la muñeca durante una temporada.
Ahora es parte de este colgante, y estoy segura de que tiene vida.
Hay más piedras y más lugares, muchas historias pendientes...
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